03 junio 2025

El pensamiento crítico debe participar más del debate público

 Entrevista en el Diario Página 12

CLACSO renueva autoridades y el destacado investigador podría ser electo la semana próxima. Su mirada política sobre la región, entre el avance de las ultraderechas, la batalla cultural y el protagonismo que debe retomar la agenda progresista.

Pablo Vommaro es docente e investigador de la UBA, el Conicet y del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Es candidato a la dirección ejecutiva de Clacso, que celebrará sus elecciones la próxima semana en Bogotá. Buscará suceder a la uruguaya Karina Batthyány, en un rol que han desempeñado profesionales de la talla de Atilio Borón y Emir Sader. Se trata de una institución no gubernamental, creada en 1967, con status asociativo en la Unesco. Reúne a casi 1.000 centros de investigación y posgrado en el campo de las ciencias sociales y las humanidades en 56 países de América Latina, el Caribe y otros continentes. 

Vommaro procura consensuar una agenda de acción renovada, centrada en la comprensión del avance de las ultraderechas y la definición del posicionamiento de la región frente a las transformaciones geopolíticas, al tiempo que cultiva un objetivo claro: instalar el pensamiento crítico de las ciencias sociales en la conversación pública.

--Usted es candidato a ser director ejecutivo de Clacso, ¿cómo y cuándo son las elecciones?

--Cada tres años, Clacso realiza una asamblea con todos sus centros asociados para decidir el futuro de la red. Mi postulación es a la dirección ejecutiva para suceder a Karina Batthyány, que ya cumplirá su segundo período. En 2018, se celebró en Buenos Aires, en 2022 (se retrasó un año por la pandemia) fue en México y en 2025, dentro de una semana, será en Bogotá. Cada centro tiene un voto, es de manera presencial y solo votan los centros latinoamericanos y caribeños, que constituyen dos tercios del total de instituciones.

--¿Cómo construyó su candidatura? ¿Con quién compite?

--Con miembros más de 220 centros nos venimos reuniendo desde hace un año aproximadamente para pensar una propuesta colectiva de cara a los próximos años. De esas reuniones surgió que quien exprese las ideas del colectivo fuera yo. Durante la asamblea que se celebrará en Bogotá, el primer día será de rendición de cuentas y deliberación de líneas prioritarias y el segundo día se vota. Inicialmente había tres candidaturas, pero una renunció y solo estaré con Isabel Piper.

--Desde su perspectiva, ¿cuál debe ser el rol de Clacso en relación a la política latinoamericana?

--Clacso tiene que poder fortalecerse como red para estar a la altura de asumir los desafíos que la región presenta. Uno de los temas principales son las democracias ante el ascenso de las ultraderechas o los neofascismos. Me refiero a Milei, a Bukele en El Salvador, lo que pasó con Bolsonaro en Brasil y lo que sucedió en otros países que, aunque no llegaron a ser gobierno, sí representan fuerzas que asedian y debilitan a las democracias.

--¿Por qué se produce esta avanzada de la derecha?

--Entre un montón de motivos a mencionar, hay deudas inconclusas por parte de las democracias. Desde las ciencias sociales tenemos que poder cuestionarnos por qué las democracias durante los gobierno populares no han cumplido con las expectativas, las necesidades y las demandas de las mayorías. Comprender la frustración de grandes conjuntos sociales en torno a las condiciones de vida que enfrentan. Clacso es la casa común del pensamiento crítico y emancipatorio latinoamericano y caribeño con proyección mundial.

--¿Lo de la casa común es en referencia a lo que decía el Papa Francisco?

--Lo pensamos en términos de una casa que nos cobija, que nos contiene. Queremos construir un espacio plural que albergue diferencias y que dé el ejemplo con el objetivo de contrarrestar la polarización política, que se vive en Argentina, pero también en otros países de la región. Es posible construir lo común en la diferencia.

--¿Qué otros temas son prioritarios?

--Uno muy importante es el posicionamiento de América Latina y el Caribe frente a las transformaciones acelerados en la geopolítica internacional. Tenemos que poder pensarnos estratégicamente como región para ver cómo nos ubicamos, desde las ciencias sociales críticas, frente al ascenso de China y de India, al declive de EE.UU. y Europa, y al crecimiento de los Brics, liderado por Brasil. Si queremos que la región tenga un rol mucho más firme y autónomo, también se puede pensar en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Celac, el espacio de integración que no excluye a ningún país.

--¿Estados Unidos está en declive?

--Estados Unidos, con Trump a la cabeza, patalea frente al declive. Está acorralado por todos lados, por eso chilla y da golpes, y en el camino, por supuesto, hace mucho daño. Ante los discursos racistas, xenófobos y los ataques a la soberanía que ejercen en Cuba, pero también en Panamá (y su interés en arrebatarle en canal), tiene que haber un posicionamiento de Clacso. Trump envalentona a las derechas regionales, y ello se ve claramente con Milei.

--Más allá del diagnóstico, ¿de qué manera se contrarresta a la derecha? ¿Cómo se puede fortalecer a las agendas progresistas desde las ciencias sociales?

--Se me ocurren tres maneras. Por un lado, necesitamos fortalecer la red Clacso, es decir, descentralizarla mucho más y apostar a un protagonismo mayor de los centros. Una gestión más capilarizada que hay que potenciar. En segundo lugar, tenemos que incidir en la disputa de sentidos, en la batalla cultural y las ideas. El pensamiento crítico, emancipatorio y transformador tiene que participar más de la conversación pública, por ejemplo, mejorando nuestras capacidades de acción en el mundo digital.

-¿Las redes sociales?

--Sí. Clacso tiene una capacidad de producir conocimientos, que se pueden convertir en contenidos para las poblaciones. Como te decía, necesitamos que nuestras ideas participen de la conversación pública. En tercera instancia, tenemos que articular mucho más con los movimientos sociales. Me refiero a procesos de co-producción y co-investigación con territorios y colectivos, porque creemos que hay una fuerte capacidad de resistencia a las derechas. Las organizaciones populares tienen mucha experiencia, por ejemplo, en el combate del avance del mercado para proteger al ambiente de los extractivismos.

--Usted es experto en juventudes, ¿qué rol tienen los jóvenes en la agenda de cambio que propone?

--Uno de los puntos en nuestra propuesta tiene que ver con un Clacso mucho más abierto a las juventudes y a las nuevas generaciones. Queremos una red más intergeneracional, que pueda salir al encuentro, que pueda escuchar a las juventudes, a los estudiantes y los activistas. Pensamos que ahí hay una disputa política, cultural e ideológica para dar. Tenemos que lograr una participación activa a partir del desarrollo de formas innovadoras. Tanto desde la política como desde la academia, las generaciones antiguas son las que monopolizan las decisiones. Por lo tanto, abriéndonos vamos a dar una disputa y vamos a poder fortalecer nuestras propuestas de cambio.

 Entrevista en el Diario Página 12

CLACSO es cobijo y creatividad

 Entrevista de Martín Granovsky para el portal Y ahora qué?

Entrevista completa

Profesor de Historia y doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, investigador especializado en juventudes y política, a los 50 años Pablo Vommaro se candidatea a la secretaría ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, el nucleamiento de centros de investigación más importante de América latina y el Caribe. La postulación será puesta a consideración en junio, en la asamblea general de este organismo creado en 1967 durante una de las olas dictatoriales del continente.

–Soy candidato como expresión de un espacio amplio, múltiple, plural y diverso de centros miembros y referentes de la red de los 23 países latinoamericanos y caribeños que componen CLACSO. –dice Vommaro.

–¿Qué características especiales tiene el espacio?

–Las de un espacio transversal que busca fortalecer la identidad y los procesos y las dinámicas latinoamericanas y caribeñas a plenitud, a cabalidad: La idea, justamente, es poder aportar a los procesos de cambio social en la región desde un pensamiento situado, desde un pensamiento crítico, desde un pensamiento transformador y desde la producción de conocimiento riguroso. El objetivo es fortalecer la enorme red de Clacso como casa común del pensamiento crítico, del pensamiento emancipatorio latinoamericano y caribeño. La actual coyuntura plantea desafíos muy importantes que creemos que Clacso debe estar a la altura de afrontar. Por eso hago énfasis que quiero ser expresión de un espacio amplio, plural, diverso de centros miembros y referentes de la red de un espacio transversalmente latinoamericano y caribeño. Es una postulación colectiva.

–Con un nombre a la cabeza.

–Sí, pero yo expreso a un colectivo. La sigla completa de Clacso es Consejo Latinoamericano y Caribeño de ciencias sociales, humanidades y artes. Creo entonces que es necesario apuntar a un fortalecimiento de los espacios de pensamiento crítico.

–¿Qué es casa común? ¿Qué es exactamente para vos pensamiento crítico?

–Pensamiento situado, pensamiento transformador, pensamiento que busque la incidencia social y la recuperación de una figura de intelectual como persona comprometida con su tiempo, con su época. Ese compromiso pensamos que puede expresarse en este espacio colectivo que construyó o que está construyendo mi candidatura a la dirección ejecutiva de Clacso. La casa común tiene forma de red. Hay que fortalecerla todavía más. Tiene que estar a la altura y en condiciones de asumir los desafíos del presente de cara al futuro. Quiero una red más descentralizada, una red más participativa, una red más protagónica, donde los centros sean realmente protagonistas y donde cada una de las regiones y cada uno de los países tengan su lugar en la consolidación de un espacio de pensamiento crítico.

–¿Te referís a la irrupción de las ultraderechas?

–Sí, tiene que ayudar a la resistencia contra esos embates, pero también contribuir a una propuesta de articulación con experiencias transformadoras, populares, progresistas y de izquierdas que buscan construir sociedades más justas, más democráticas y más igualitarias. Hay una doble misión de esta casa común. Por un lado es un espacio de nucleamiento, de contención, de cobijo, de protección, de resguardo del pensamiento crítico y emancipatorio en América Latina y el Caribe. Pero sin duda también como un espacio de innovación y de creatividad desde el sur global, desde América latina y el Caribe pero con perspectiva global. Me refiero a construir herramientas de interpretación, de explicación y de comprensión de nuestras realidades sociales para aportar a una transformación social. Y las propuestas tienen que basarse en la producción de conocimiento riguroso. Y a la vez, hay que articular, como lo venimos haciendo, con movimientos sociales, organizaciones populares, territorios, comunidades, colectivos, políticas públicas y experiencias políticas sean gubernamentales o no, que están buscando la construcción de sociedades más justas, más igualitarias, más participativas y más democráticas. La geopolítica mundial se transforma. ¿Cómo nos ponemos en un lugar soberano, autonómico, de defensa de los territorios y los recursos naturales? ¿Cómo pensamos la integración latinoamericana y caribeña? Por eso hablábamos de un proyecto transversalmente, integralmente latinoamericano y caribeño, más allá de singularidades o de particularidades o de situaciones nacionales o regionales. Ahí Clacso tiene un lugar estratégico. Tiene que ser una usina de pensaiento prospectivo anticipatorio, para poder pensarnos en el escenario mundial. Para entender. Para transformar. 

–¿Qué temas nuevos de investigación están apareciendo?

–Los temas se van actualizando. Hoy en día, sin duda, son frecuentes las investigaciones sobre la reconfiguración del trabajo, la crisis ambiental y la crisis climática con la policrisis que estamos viviendo: ambiental, climática, política, económica, cultural. Por supuesto están los temas vinculados con las ultraderechas, los neofasismos, el ascenso de discursos de odio, violentos, de grupos fuerzas o gobiernos autoritarios. Y también hay investigaciones vinculadas con el desarrollo.  temas también vinculados con desarrollo, sin duda reconfigurando o repensando algunas certezas que teníamos en décadas anteriores. Temas vinculados también con la polarización política y con los asedios, las amenazas, pero también los desafíos de las democracias. Las

agendas incumplidas que sin duda han defraudado expectativas y llevan a repensar las democracias que queremos construir en nuestro continente.

–¿La desigualdad está siendo tema de agenda en las investigaciones?

–Sí, claro, las desigualdades sociales entendidas de modo multidimensional e interseccional y una agenda también vinculada con movimientos sociales emergentes, vinculados con el feminismo, con los movimientos de mujeres, diversidades sexuales. Y también con movimientos rurales, campesinos, movimientos migrantes, movimientos de afrodescendencias y negritudes, movimientos indígenas, movimientos de defensa de los territorios, las defensoras ambientales territoriales, movimientos de defensa del agua, movimientos vinculados con derechos humanos, con memoria, con la búsqueda de justicia que continúa en la América Latina y el Caribe, movimientos juveniles fuertemente, sobre todo de jóvenes urbanos. Ese estudio, ese trabajo con ideas de los movimientos sociales, también es una agenda que hoy está con fuerza en Clacso y que queremos también contribuir a desplegar, por supuesto, en los próximos años. Hay un tema más que me gustaría marcar. Tiene que ver con la disputa de sentido, con la batalla cultural, la batalla de ideas y la incidencia en la conversación pública, en la construcción de lo que uno podría llamar sentido común, en la incidencia en los medios, tanto los medios masivos, en las redes sociales, como en el mundo digital. Esto se vincula con el capitalismo cognitivo, con el capitalismo digital, y con el ascenso de la inteligencia artificial. 

–Una novedad es la existencia de ultraderechas con votos. 

–Sí. Requiere estudios sobre la adhesión popular que desborda los núcleos duros más recalcitrantes, o más regresivos o retrógrados de nuestras sociedades y amplía su adhesión y su base electoral.

–Pablo, hablaste de “asedio” justo en medio de las protestas contra lo que ya se conoce como “cientificidio” por parte del Gobierno argentino. ¿También es contra las ciencias sociales?

–Sí, sin duda que el cientificidio abarca a las ciencias sociales, a las humanidades y las artes. Por los recortes presupuestarios, por las reducciones presupuestarias, pero también por los ataques, por los asedios y los hostigamientos, las persecuciones a las agendas de investigación. El discurso anticiencia excede lo que sucede en Argentina, pero sin duda en Argentina con el gobierno autoritario y de ultraderecha ese discurso anticiencia se expresa en medida concretas. Tienen que ver con reducción presupuestaria, recortes, y persecución de agendas que son amplias. Tienen que ver, por ejemplo, con negar el cambio climático, porque es un discurso anticiencia y también negacionista, con negar las desigualdades sociales. Con el ataque a los feminismos, a los estudios de género y a la cuestión de las diversidades. En Brasil hubo cientificidio con Jair Bolsonaro, y también fue contra las ciencias sociales y las artes. La educación pública, la universidad pública y la ciencia pública y desmercantilizada son parte de un bien común. El cientificidio en ciencias sociales, en humanidades y artes tendríaun también un efecto de argentinicidio, ¿no? Porque se trata de una condena al presente y al futuro de nuestras sociedades. Es perpetuar la dependencia y la subordinación no sólo de la Argentina sino de toda América latina y el Caribe. No le demos más vueltas. Todos los países que se han desarrollado es porque han invertido en conocimiento, han invertido en ciencia, han invertido en educación. Estamos en la sociedad del conocimiento y de la información en un momento de capitalismo cognitivo. Y justo en ese momento el Gobierno quiere destruir la capacidad instalada en investigación y en educación que costó tantas décadas construir.

–¿En qué aspectos de la vida cotidiana aportan las ciencias sociales?

–Es inagotable, pero pensemos en problemas urbanos, problemas de vivienda, problemas de saneamiento, problemas de transporte público. Pensemos en educación, estrategias pedagógicas, didácticas, planes de estudio, políticas educativas. Pensemos en la cuestión sociambiental. Pero también las ciencias sociales son muy útiles en pensar el mundo digital, en pensar cómo habitamos y cómo aprovechamos mejor ese mundo digital, cómo nos apropiamos críticamente de las recursos, de las herramientas que da el mundo digital. Cómo nos apropiamos críticamente de la inteligencia artificial, por ejemplo. Y no hablo desde la ingenuidad. Todo tiene riesgos, peligros y contradicciónes. 

–Estudiaste Historia. ¿Por qué?

–Por una vocación de comprender el pasado pensando que este presente contiene el pasado que vivieron nuestras sociedades. Es decir, poder pensar que ese pasado sigue resonando, sigue vibrando en las disputas presentes. Por lo tanto, es una forma de comprender más profundamente, más estructuralmente, más densamente las disputas presentes. O cuáles son las raíces de muchas de las problemáticas, de muchos de los procesos, de muchos de los conflictos, de las contradicciones y de las tensiones de sociedades. Si comprendés mejor, podés incidir más en términos políticos, académicos o intelectuales. Incidir para transformar. El pasado siempre nos sigue hablando. En América Latina hay diversos grupos que están pensando creativamente sobre la región.En su mayoría son grupos que están articulando academia, movimientos sociales y políticas públicas. Uno es el grupo que está trabajando en el pacto ecosocial del sur. En los pactos ecosociales, o sea, ecológicos y sociales que la región necesita, posicionados desde el sur global, desde América Latina y desde el Caribe. Hay grupos articulados, por ejemplo, con las reparaciones históricas de los pueblos afro descendientes, de las negritudes, de las poblaciones afrodiaspóricas. Grupos que están trabajando fuertemente con saberes ancestrales, con pueblos indígenas. Grupos que están trabajando en experiencias educativas innovadoras, en pedagogías innovadoras y emergentes. Lejos de negar el mundo digital, hay que apropiárselo críticamente. 

–Antes hablaste de prospectiva.

–Hay núcleos de investigación repensando el trabajo de aquí a 20 ó 30 años. Y el trabajo supone también la organización de los trabajadores. Es clave hacer cruces. Hablamos de feminismos. Perfecto. ¿Qué sucede con algunas mujeres de barrios populares de las grandes ciudades o de las zonas suburbanas o periféricas de las grandes ciudades? ¿Qué sucede con la intersección entre feminismo o dimensión de género y la dimensión generacional con las nuevas generaciones? ¿Qué sucede con el cruce de feminismos con masculinidades también y cómo se piensa la masculinidad desde los feminismos y los feminismos desde las masculinidades? Sociedades más complejas exigen pensamiento complejo.

Entrevista completa

30 mayo 2025

Construir conocimiento crítico desde el Sur global

Construir conocimiento crítico desde el Sur global

El avance de las extremas derechas también se traduce en el asedio y el ataque constante a las ciencias sociales, las humanidades y el pensamiento crítico en general. Para frenarlo debemos fortalecer nuestras propias redes de producción de conocimiento, y CLACSO es una herramienta cardinal para ello.


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Vivimos una época de múltiples crisis que auguran una transición del sistema mundial en su conjunto. Para América Latina y el Caribe, esta coyuntura configura desafíos y riesgos geopolíticos específicos: nuestra región es una de las que concentra mayores recursos naturales estratégicos del planeta (agua potable, superficies cultivables, petróleo, gas, litio, cobre, hierro, oro, tierras raras, biodiversidad). Estos recursos están vinculados tanto al modo de producción analógico, basado en energías fósiles, como al digital, sostenido en energías renovables. Todos ellos, transformados, tienen un elevado valor agregado que se expresa en la reconfiguración de la geopolítica actual.

A esto se añaden las dificultades de acceso que tiene Occidente a otras zonas del planeta con recursos similares a los de América Latina y el Caribe, lo que está provocando un incremento exponencial de la demanda por nuestros bienes naturales, nuestra agua y nuestras tierras. Este incremento de la demanda tiene su reflejo concreto en dos transformaciones fundamentales que ya están en marcha: en primer lugar, la propagación de injerencias de nuevo cuño, en las que el lugar de actores externos (como las corporaciones multinacionales) y las formas locales de intermediación son claves; en segundo lugar, la multiplicación de los impactos socioambientales reversibles (las llamadas «zonas de sacrificio»).

Pese a lo anterior, la distribución de la riqueza en la región es cada vez más desigual, y la posición de América Latina y el Caribe en el mundo, en tanto región integrada y soberana, continúa sin mejorar.

Una serie de fenómenos aparentemente aislados, como el ascenso de las extremas derechas, la proliferación del crimen organizado transnacional o el deterioro de la situación securitaria en diversas zonas de la región (fenómenos que, en última instancia, terminan favoreciendo diversas formas de extractivismo), encuentran su explicación última en ese panorama más general. Pero dicha situación, además, demuestra que la geopolítica, pensada desde América Latina y el Caribe, incrementa su valor analítico y político si se enfoca en la dimensión socioambiental. Este último es, de hecho, el vector que cataliza en esta coyuntura histórica la inserción dependiente de nuestra región en la actual configuración del sistema-mundo.

Estamos viviendo una época signada por el declive de un poder hegemónico —el de Estados Unidos y el mundo atlántico— y el avance de nuevos poderes o «polos» que lo desafían, así como de guerras abiertas que asolan con muerte a grandes conjuntos de la población mundial. Se trata esta de una época caracterizada por complejos conflictos y luchas así como por una gran incertidumbre que atraviesa al conjunto del sistema internacional y global y se ve acentuada por la pospandemia y las guerras en curso. El ascenso de China pone de manifiesto los cambios que vivimos en estos planos, así como la creciente importancia del bloque de los BRICS, del cual Brasil es un activo líder.

Aunque habitamos una región desnuclearizada y declarada como Zona de Paz por la CELAC en 2014, debemos trabajar para que estas características persistan. Esto implica analizar la dinámica de las economías mundial y regional y los dilemas que enfrentan los proyectos de integración a nivel subcontinental y regional. Estados Unidos, en tanto potencia en declive, pretende que América Latina y el Caribe continúe siendo su zona de influencia (su «patio trasero»), para lo que cuentan con la complicidad de élites y grupos dominantes. Esto se refuerza a través de las políticas xenófobas, racistas e injerencistas de Trump, que continúa con el criminal bloqueo a Cuba, las sanciones a Venezuela y las amenazas contra Panamá.

El desafío que se plantea, de esta manera, estriba en retar nuestra capacidad de superar estas relaciones de subordinación e identificar las mejores maneras de actuar desde la región en el marco de este reordenamiento geopolítico del mundo multilateral.

Aunque parezca una tarea titánica —en parte lo es—, en este punto resulta fundamental reconocer que no partimos de cero. Por el contrario, como parte de un proceso histórico de consolidación de las experiencias de rebelión en nuestro continente, en las últimas décadas se ha ido constituyendo una gramática política compuesta por representaciones y espacios sociopolíticos que expresan anhelos de cambio y construcción de sociedades más justas, participativas e igualitarias encarnada por naciones y pueblos indígenas, comunidades campesinas, colectivos afrodiaspóricos y negros, organizaciones feministas, comunidades migrantes, colectivos juveniles y diversas movilizaciones antineoliberales.

Las experiencias contestatarias que pueden servir de punto de partida para esta tarea son incontables. También son muchas las redes teóricas e intelectuales orientadas a la producción de conocimiento crítico. En una coyuntura como la actual, de asedio y ataque a las ciencias sociales, las humanidades y el pensamiento crítico en general, el papel de estas experiencias se torna aún más relevante. El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), en tanto la red más grande del globo en lo que a ciencias sociales, humanidades y artes críticas se refiere, ocupa un lugar fundamental en esta batalla.

Necesitamos de una voz potente que no solo defienda y proteja lo alcanzado, sino que permita ampliar, fortalecer y desplegar nuevas iniciativas a la vez que difunda conocimiento riguroso y situado que permita disputar sentidos en la conversación pública. CLACSO es una herramienta clave para ello, a la que debemos continuar fortaleciendo a través del trabajo colaborativo, de la expansión de otras lógicas de producción intelectual y académica y del reconocimiento de otros sistemas epistémicos, en vías de consolidar un pensamiento crítico —que debe ser también crítico de sí mismo—, emancipatorio, propio y anticapitalista. Un espacio que ponga de relieve las perspectivas y lugares de enunciación del Sur global y destaque la capacidad para comprender y construir lo común desde la diferencia y la interculturalidad.

Porque, en definitiva, fortalecer la red de CLACSO como la casa del pensamiento crítico y emancipatorio en América Latina y el Caribe significa amplificar una voz que abrigue, contenga y afronte las batallas culturales, políticas e intelectuales que los desafíos del presente y de los próximos años necesitan.

20 mayo 2025

Milei representa una derecha que busca ser popular y disputa la cultura

Conversación con El Ciudadano (Chile) respecto al fenómeno de Javier Milei y el ascenso de las derechas autoritarias en el continente latinoamericano y caribeño.

Entrevista completa (43 minutos) aquí




Las juventudes no se han vuelto de derecha, sino que hoy la derecha sabe interpelar sus malestares mejor que los progresismos

El historiador e investigador Pablo Vommaro reflexionó sobre la participación política de las y los jóvenes: “No se han vuelto de derecha, sino que la derecha sabe interpelar sus malestares mientras que los progresismos no”, sostuvo. Además, analizó por qué tantos chicos siguen a Javier Milei: ¿qué encuentran en su propuesta que los cautiva tanto?


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